
No todo hombre se levanta con lastimera prisa para vestir sus ropas de condenado mientras algún doctor de zafia lengua disfruta y anota cada nueva crispación nerviosa,manoseando un reloj cuyo débil tictac suena lo mismo que horribles martillazos.No todo hombre siente esa asquerosa sedque le reseca a uno la garganta antes de que el verdugo, con sus guantes de faena,franquee la puerta acolchada y le ate con tres correas de cuero para que la garganta no vuelva a sentir sed.No todo hombre inclina la cabeza para escuchar el oficio de difuntosni, mientras la angustia de su almale dice que no está muerto,pasa junto a su propio ataúd camino del atroz tinglado.No todo hombre mira hacia lo alto a través de un tejadillo de cristal,ni reza con labios de barro para que cese su agonía ni siente en su mejilla estremecida el beso de Caifás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Opiniones