lunes, 4 de enero de 2010


Vuelan palomas ciegas como los murcielagos, y ya en mis ojos concavos los colores remanentes son tan solo grises.Tonos de silencio con aroma a herrumbre, y la figura desnuda de todas mis amantes tristes.El tiempo todo lo consume, todo.Segundo a segundo se fue desintegrando el cuerpo, sepultado en el polvo del olvido.Dicen que existió un amor de amaranto,por aquellos días donde el sol tenía el aspecto de un molino.De la soledad, tan necia y obstinada, queda el embarazo de nostalgia, los senos aun tibios plasmados en el recuerdo de mis dedos, y esta palabra jugando entre tiempo y tiempo: este es el momento.De la soledad te cuento, tan simple y acabada, que terminó en un soplo de viento, cuando inicie los oficios y amores al primer beso entre el final y el inicio de tu espalda.(el amor es un platillo que se disfruta mejor lento... pues que inevitablemente acaba)La soledad es esta muerte que llego para ocupar tu ausencia, bajo las sabanas de nuestra cama.

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